OLVIDADOS DE ESTE SUELO

Gonzalo Guajardo González Diciembre de 2020 gguajardoglez@hotmail.com 

Toda civilización cultiva a su manera imágenes de la muerte, del Sol, la Luna, naguales, seres fantásticos, alegorías diversas… En las noches, chamacos tendidos en el suelo, alrededor del abuelo, le oyen historias de aparecidos, agua encantada que sale de las peñas, hondonadas sin fondo y suelas gastadas de zapatos que anduvieron en estos terregales. 

Imagen de Eneko Las Heras.


Las crías humanas gimen de gozo, asombro o espanto ante lo desconocido. Con tal inicio, se pensaría que enseguida habrá cuentos de miedo; y sí, pero no son los de ultratumba, sino los de todos los días. 18 de noviembre (2020): nota sobre el corte oficial del día anterior, 77 899 personas desaparecidas (40% del reporte histórico desde 1980 hasta hoy: 190 681 expedientes); de 10 personas denunciadas en el MP, no se localizan 4. Allí hay extranjeros, migrantes, turistas o sin nacionalidad declarada. Estados del país con más cantidad de fosas clandestinas o personas extraviadas: 12. Comprometidas en la búsqueda: Fuerzas Armadas, Fiscalías Estatales, Secretaría de Seguridad, Comisión Nacional de Búsqueda, familiares y amistades. En 2014: 8 400 mujeres desaparecidas; en 2019 no se encontraban aún 6 981 mujeres reportadas. Hoy se les suman 11 718 varones desaparecidos y 116 personas cuyo género no se ha señalado. Una empresa se compone, al menos hoy, del patrón (y auxiliares), personal de seguridad (veladores y vigilantes) y trabajadores (obreros, empleados). 

Los últimos pueden organizarse en sindicatos, si buscan por años la legalidad contractual y el bienestar. El patrón y los suyos tienen dinero y poder; los demás son sólo subalternos de los primeros. Las relaciones de los integrantes de una empresa no son de igualdad: el poder (sobre todo, económico) define la suerte de los operarios. Por eso el outsourcing (subcontratación, en favor de otra persona, que no aparece en ningún lado como patrón ni tiene responsabilidad patronal) es usual en la contratación laboral hoy (17/11/20, sección DINERO, de la Jornada). 

Así, el Congreso debe presentar un proyecto para prohibir, por principio, el outsourcing, excepto contratos especializados si no forman parte de la actividad de la empresa; el patrón debe quedar como responsable solidario, o tener autorización de la STPS; las agencias de colocación no son patrones; violar estas normas implicará severos castigos económicos. Tener subcontratados no genera impuestos ni responsabilidades, pero en adelante serán fraude fiscal; las reformas operarán desde el 1.1.2021. 

¿Se puede impedir tal contratación, cuyos corporativos de los EEU, Suiza, los Países Bajos y mexicanos, actúan desde 2009 en México, con más de un millón y medio, que representa el 35% de trabajadores del país? La pandemia del siglo XXI daña a todos, pero es más agresiva con los más pobres del mundo (que ganan sueldos por abajo del mínimo o que sólo cuentan con lo que quieran darles ocasionalmente): en mercados, donde venden lo que toman del cerro; los que ofrecen servicios (“de lo que sea”) en casas; los que piden chamba de cargadores en una construcción o donde se les requiera; los que “tragan fuego” en cruceros, etc. 

De los que trabajaban en empresas, con sueldo mínimo, 746 mil 47 se han quedado sin empleo, de enero a septiembre de este año, multiplicado por la familia que vivía de ese sueldo significa que casi cuatro millones de personas se incorporaron al ejército de miserables del país (que son el 50% de personas en edad laboral, y a los que se llama “lumpen” en lenguaje especializado); hay otros, que no pierden el empleo, pero sí sufren la precarización, como explicaba un investigador de la UNAM: trabajadores que no quedan desempleados, pero los que se asigna mayor carga y se les reduce el salario hasta en 60%, o no reciben incremento en las revisiones salariales que marca la ley. 

Capítulo aparte es que las mujeres ganan, en general, apenas 65% de lo que ganan los varones que tienen la misma responsabilidad y desarrollan las mismas labores. Se entiende, pues, que se vayan “de mojados” a los EEUU, pese a que, allá, se persigue de muerte a los que no cuentan con autorización; pese a que, por el idioma, son agredidos de continuo; o a que, durante meses –o más– ya no estarán con sus personas queridas; o que serán incorporados a grupos de malhechores; o que vivirán allá –como aquí– el desdén de los suyos; o que finalmente morirán en medio de la violencia, la miseria (¡también en los EEUU!) y el olvido.