CUIDADOS ADECUADOS EN TIEMPOS NECESARIOS

Enero de 2021 Gonzalo Guajardo González. Querétaro, Qro. 

Hace muchos años, las abuelas decían: “No hagas cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas”. Parecía enigmático, como conjuro o invocación milenaria. Había que descorrer el velo. 

Ilustración de George Wylesol
 

Hoy, también se viven situaciones complejas, que necesitan ser develadas. Las voces autorizadas tal vez pueden descifrarlas. Porque resulta que –como otras entidades del país– Querétaro entra a un proceso espinoso, el de las elecciones. Los partidos políticos se preparan para postular a sus candidatos a puestos, la ley así lo establece, a través del INE (Instituto Nacional Electoral). Y éste regula que, para participar de manera equilibrada, los partidos y candidatos deben recurrir sólo a tiempos, instrumentos y recursos oficiales definidos en igualdad para todos los contendientes; nada más. Por ejemplo, si la candidata “A” del partido “P” será entrevistada por radio o tv o por algún medio impreso o virtual, entonces los candidatos de los demás partidos que contiendan por el mismo cargo y en la misma demarcación serán igualmente invitados a participar en dicha entrevista. La igualdad es para todos, es decir, no se vale invitar a una candidata –para seguir con el ejemplo de arriba– sin extender la misma invitación a los demás; de lo contrario, se privilegiaría a algún contendiente, aun sin que el entrevistador se lo proponga. De manera que los medios, dedicados a las noticias, al entretenimiento o tan sólo para ponerse al alcance de cualquier aficionado, tienen que atenerse a las reglas de su entidad. Eso vale para México. 

Los responsables de programas informativos, de análisis científico o político, de entretenimiento, musicales, de reflexión, etc. de RadioUAQ y de TVUAQ, de la prensa y los procesos de telecomunicación de la UAQ quedan obligados a transmitir solamente los contenidos –o el tipo de contenidos– que se han reconocido para esos programas (aunque las normas señaladas no son sólo para los medios de la UAQ o los de otra universidad, sino que obligan a todo medio radial, televisivo, impreso o virtual, de cualquier rincón mexicano). 

De esa manera, quedan salvaguardados los derechos de las audiencias, en tanto que éstas no recibirán información o contenidos ajenos a las características de cada programa ni a las preferencias de quienes sintonizan los diversos medios en las horas establecidas. En caso contrario, la UAQ cuenta con una Defensoría de las Audiencias, a la que se puede acudir a exigir respeto y la modificación debida. Toda programación queda obligada a estas normas. 

Es preciso señalar que estas ordenaciones valen sólo para regular las maneras en que los partidos políticos se promueven. Eso no tiene nada que ver con que existan tales o cuales partidos ni con que cumplan o no lo que ofrecen durante su campaña. Ambos asuntos –la existencia de determinados partidos y el cumplimiento de sus ofrecimientos– son regulados por otras leyes. Pero es indispensable entender que depende de la fuerza y la decisión ciudadana que 

(1) exista un determinado sistema político [dictadura, democracia directa o representativa, anarquía, etc.], 

(2) haya dirección o no en ese sistema político [unipersonal, de grupo, basada en autoridad omnímoda, por costumbres o por leyes, etc.], 

(3) con regulación central, federal [o, como ahora parece perfilarse: global], por unidades pequeñas o grandes, etc., 

(4) que regule todos los aspectos públicos o sólo algunos ángulos del sistema social, etc. 

Los partidos políticos en México existen y sobreviven gracias al presupuesto público, de manera que no pueden recurrir a financiamiento privado ni de mayor monto, o a voluntades particulares, para conformarse como partidos y dirigir sus mensajes en la cantidad y con los contenidos que se les ocurra. Por el contrario, es indispensable que los partidos se sujeten a la determinación de la ciudadanía, según se establece. 

Al asumir que la decisión popular es la determinante última de la estructura política que se tiene, es indispensable que los ciudadanos hagan que su voz y su voluntad se obedezcan por encima de los dineros y la fuerza de los particulares.