El brillante

Gonzalo Guajardo González

Marzo de 2021

Querétaro, Qro.

Parece que’staba predestinada desde que nací, y así me lo decía siempre mi amá. El agua y los coches nunca me han dejado. Dicen que caía un santo aguacero cuando ella ya no podía con los dolores. Pero no se le quitarían mientras no naciera yo. Como pudo, salió a la calle y le hizo la parada al primer auto que pasó, aunque no era taxi. Como sea, el bendito señors separó y le dijo a mi amá “súbase”; así lo hizo ella, pero de allí no pasaron porque yac comenzabayo a asomar mi cabeza. Mi amá gritaba cada vez más fuerte y más seguido. El hombre ni tiempo tuvo de encender el coche sino que, como pudo, maniobró para ayudarme a nacer, y le pidió a alguien que iba pasando que le consiguiera una ambulancia. 

Cuentan que así le hicieron, pero que cuando llegó la Cruz yo ya estaba fueras; el señor ya’sta se había calmado, anque antes estaba muy nervioso; pero agarró fuerzas de quién sabe dónde y tan se acomedió que, sin su ayuda, yo no habría nacido. Días después me llevó a bautizar; todavía voy a veces a verlo; mi amá le quedó agradecida para siempre a mi padrino.

Desde mi primer berrido se notaba que tenía buena voz. En la primaria, siempre me elegían para recitar en las fiestas patrias o en las bienvenidas a los de nuevo ingreso. Gané fama de declamadora y la escuela me envió a un concurso de zona, donde saqué el primer lugar; me pidieron después que representara a Querétaro en el estatal; también lo gané, pero ya no fui al nacional, porque no tenía ropa para la competencia. El del segundo lugar fue por mí.

Como mi amá lavaba ajeno, siempre andaba apurada. Por eso decidí ayudarla en la lavada;l lo que me hizo seguir en el agua. Quería estudiar secundaria y después seguir la carrera de maestra, pero la falta de lana me lo impidió. Sin embargo, me hice de “culturita” porque leía todo lo que podía: letreros en las calles, anuncios de tiendas, etc., y un vendedor de periódicos me echó la mano, pues me regalaba algún ejemplar que se le quedaba (en lugar de devolverlo a la agencia), y yo lo leía de punta a punta. A falta de escuela, la vida me enseñó qué leer y cómo hablar, pero nunca pude llegar más allá de la primaria. Me contenté con ser lectora y muy “platicadora”.

Crecí rápido, y mi cuerpo comenzó a mostrar las formas que da la vida. Unos me admiraron y cortejaron, hasta que se me presentó Beto, y con él Cupido me flechó; caí derechito, sin medir consecuencias; luego luego le dije “sí” cuando me pidió matrimonio. Nos casamos, y decidimos vivir juntos. Ese amor nos dio tres hijos. Ya crecieron, y’stán en la Uni y en la prepa.

Regreso a la historia de mi vida: No me sentía bien: veía que mi amá se jodía chingándole a la chamba, pero no pasaba de perico perro. ’Tons por mi cuenta. Sin condiciones, me dio algo de dinero para comprar herramientas y me  independizara. Me salí de la empresa y ya voy con mis tiliches y mi cubeta pal’agua, de  casa en casa ofreciendo mis servicios y abrillantando coches ajenos. 

’Ora traigo otro tipo de problemas, porque mi esposo se metió a una religión donde le  cambiaron su forma de vida y sus creencias. No me molesta que haya decidido cambiarse con ellos, pero él; yo no l‘entro. Él enton’senojó conmigo y no se le pasa; ya’sta me pidió la separación, porque dice la Biblia, según él, que la mujer no debe trabajar, sino que el hombre la tiene que mantener; dice que dios ordena a las mujeres que obedezcan al esposo; que la fe me prohíbe trabajar, pero q’stoy encaprichada en seguir lavando coches. La verdá es que sí’stoy cansada y quisiera dejar de chambiar, pero no por lo que dice mi marido. Y menos ahora que mis hijos ’tan en sus estudios; hay que ayudarlos pues no nos alcanza con lo que él les da a los muchachos. Aunque no van a la escuela por lo del covid, toman las clases por tele, compran libros y tienen que hacer y entregar tareas con su celular. Eso cuesta mucho.meesta mucho.me dieron trabajo en un negocio de lavacoches, de ésos que hay muchos; aunque era mujer, me aceptaron, pero me alvirtieronq que tenía que trabajar igual que los demás, sin hacerme del rogar; pronto me di cuenta de que ese trabajo es bien jodido: hay que darle desde muy temprano hasta muy tarde.

‘Ntons conocí a un ángel de los que a uno se le cruzan en el camino; hacía tiempo le dije q que quería trabajar por mi cuenta en lo de lavar coches, pero no tenía equipo para hacerlo