Gonzalo Guajardo González Enero de 2021 Querétaro, Qro. ¡Así se llama de verdad!… bueno, se apellida. Cómo no lo voy a saber, si vive en mi colonia desde hace años. Cuando por primera vez oí hablar de él, pensé que era su apodo, porque traía la cara hinchada, tenía la mejilla izquierda rajada y un ojo medio cerrado, y era barrigón. Los papás de Vero me lo dijeron. Él –más fuerte que mi papá y de gran vozarrón– fue electricista en la Comisión y le iba muy bien; le dieron una camioneta, en la que llevaba a su personal a varios lugares, lo dejaba haciendo trabajos y, más tarde, lo recogía. No sé cómo entenderlo, pues a veces nos cortaba la luz por la mañana, aunque la gente le pedía que no lo hiciera; después, la ponía para que no nos quedáramos a oscuras, y al otro día nos la cortaba otra vez para que la pagáramos. No se engañen con su nombre: era una buena persona y siempre cuidó que sus trabajadores no se metieran con las muchachas de la colonia. Dicen que ganaba bien, aunque nunca tra...